¡Ukelelé Ukelelá!
¡Ukelelé Ukelelá! es una metodología para la didáctica del ukelele creada por Violant Olivares y Eduardo Hernández con el objetivo de acompañar y ofrecer recursos a docentes, alumnado y familias.
Ukelelé Ukelelá es…
Educación y comunidad
El proyecto está enfocado, por un lado, para el profesorado que quiera impulsar la práctica instrumental con el ukelele en escuelas e institutos, pero también para escuelas de música, conservatorios o en cualquier otro espacio donde sea el protagonista. Nuestra metodología de ukelele también se aplica en proyectos de música comunitaria en barrios, actividades extraescolares, centros de día para personas mayores, grupos de música en familia, musicoterapia, etc.
Por otra parte, se pretende ayudar a las personas que quieran iniciarse a tocar este pequeño instrumento, ya sea a través de clases personalizadas, como en talleres familiares donde adultos, niños y niñas desde edades tempranas aprenden y disfrutan juntos de la música.
Ukelelé Ukelelá es…
Renovación pedagógica
El ukelele (o ukulele) se está introduciendo en los colegios gracias a las virtudes que lo hacen ser un instrumento muy agradecido, fácil de tocar, portátil, divertido, con un precio asequible y con muchas posibilidades. Este pequeño instrumento está “de moda” debido al regreso a las músicas tradicionales, el jazz y el swing, pero más allá de las tendencias, su popularidad se debe en gran parte a un movimiento de renovación pedagógica en las aulas de música. Ya sea para buscar alternativas complementarias a la flauta, a los instrumentos Orff o a las percusiones, para motivar al alumnado con prácticas novedosas, o para trabajar valores a través de los conjuntos orquestales, lo cierto es que el ukelele ha venido para quedarse porque nos ayuda en todos los casos. Nuestra metodología de ukelele está diseñada para aprovechar estas ventajas y transformar la enseñanza musical, ofreciendo una herramienta efectiva para la educación musical moderna.
Ukelelé Ukelelá es…
Aprendizaje grupal y valores
Aunque todo el mundo reconoce sus virtudes como instrumento armónico, el ukelele también puede utilizarse para realizar melodías o ritmos. El alumnado aprende a tocarlo con una técnica muy básica, pero sobre todo aprende a vivir la música en grupo, a sentirse parte de un conjunto que suena bien, dentro del cual se siente con seguridad, motivación y autoestima.
La ayuda mutua, el saber repartir las dificultades para conseguir un reto común, el aprender a tener paciencia, respetar el silencio y concentrarse para sonar juntos, son algunos de los valores que los niños y niñas ponen en valor cuando les preguntamos por qué lo tocamos en la escuela.
Ukelelé Ukelelá es…
Diversidad y connexión
El hecho de poder cantar y tocar músicas de todo el mundo y de estilos muy diferentes nos ayuda, además, a conectar grupos con diversidad cultural y a desarrollar proyectos de pequeño o gran formato, a través de un repertorio que puede ir desde una canción tradicional, una rumba o un blues a una obra sinfónica contemporánea.
Ukelelé Ukelelá es…
Identidad y sentido de pertenencia
Algunas de las piezas que se interpretan habitualmente acaban siendo verdaderos himnos de la comunidad educativa, por lo cual también valoramos la capacidad de hacer crecer el sentido identitario y de pertenencia a un grupo. Todos somos diferentes, pero juntos ¡podemos conseguir un resultado maravilloso!
¿Qué aprendemos tocando el ukelele?
Cuerpo y mente
El aprendizaje del ukelele fomenta el desarrollo físico y mental del alumnado, ya que implica una preparación antes (calentamiento, estiramientos) y después de tocar (relajación), coordinación óculo-manual y motricidad fina.
Pensamiento lógico y verbal
Tocar el ukelele ayuda también a desarrollar competencias del lenguaje matemático y el lingüístico, ya que favorece la agilidad mental y utiliza estructuras comunes que tienen que ver con el pensamiento lógico (armonía, ritmo, resolución de problemas…), y verbal (entonación, vocabulario, fraseo…). Cantar y tocar a la vez, además, ayuda a vivenciar intensamente el vínculo entre palabra y música.
Entrenamiento del oído
Los niños y niñas desarrollan la capacidad de discriminar sonidos, acordes, ritmos y métricas a través de juegos de escucha activa y de la propia práctica instrumental. Adivinar las notas y el ritmo de una melodía, escuchar interiormente cuándo hace falta cambiar de acorde, sentir cuál es el acorde «casa» (tónica) de una canción o percibir si es una métrica binaria o ternaria son algunos ejemplos de las habilidades de percepción que entrenamos cuando lo tocamos.
Lenguaje musical
Por ser un instrumento que permite puntear melodías, rasguear acordes y hacer sonidos percutivos, nos ayuda a vehicular el aprendizaje del lenguaje musical a través de la práctica instrumental. Hablar sin tabús de escalas (pentatónicas, diatónicas) y de acordes (mayores, menores y todas sus variantes), por ejemplo, se convierten en una normalidad en el aula y el alumnado integra estos aprendizajes teóricos con naturalidad y de manera vivencial. A través de las partituras, las tablaturas y los diagramas de acordes van experimentando y asimilando patrones rítmicos, melódicos y armónicos del repertorio, el cual debería ser lo más rico posible, combinando métricas, tonalidades y estilos variados.
Imaginación, improvisación y composición
El ukelele es un instrumento que, por su afinación, nos permite improvisar fácilmente desde un buen principio, hasta con cuerdas al aire, por lo tanto, no hace falta tener un gran dominio técnico para poder lanzarse a imaginar, improvisar y componer pequeñas melodías.
Sonar juntos
El ukelele es un instrumento que podemos tocar como solistas, en pequeñas agrupaciones (dúos, tríos, cuartetos…) O en grandes ensambles. El hecho de tocar en grupo añade la oportunidad de mejorar la capacidad de sincronización y de mantener la pulsación con mayor precisión. Sonar juntos es uno de los objetivos más importantes y más difíciles de la práctica orquestal, ya que nos hace salir del yo para pensar en nosotros. Es un entrenamiento que hace posible realizar conciertos u otras producciones escénicas donde la sincronización y la comunicación no verbal garantizan la calidad. A medida que aprendemos a escuchar y observar a los demás saliendo de la individualidad, nos damos cuenta de que lo importante es la globalidad, el goce se multiplica y el resultado musical mejora exponencialmente.
Autoconocimiento
Cuando tocamos el ukelele aprendemos a conocer nuestras capacidades y nuestros límites y cómo podemos ir superándolos con esfuerzo y perseverancia.
El valor de los pequeños progresos
Tocar el ukelele es relativamente fácil y rápido en un inicio. A medida que vamos sintiendo pequeños avances, devienen una fuente de satisfacción y hacen que ganemos en seguridad y autoestima. Si, además, álguien reconoce y valora estos progresos, el sentimiento de satisfacción es aún mayor. Por otro lado, será tarea del docente encontrar el equilibrio entre facilitar resultados inmediatos desde el inicio y a la vez estimular al alumnado para que sienta el deseo de mejorar con su esfuerzo, constancia y paciencia, unos valores que con el ritmo acelerado de nuestro mundo parece que hayan sido olvidados.
Socialización y comunidad
Cuando tocamos el ukelele nos sentimos bien y eso nos hace generar endorfinas, la hormona de la felicidad. Si además lo hacemos juntos, se convierte en un vehículo de interacción social, que fomenta unas relaciones basadas en la humildad y la empatía hacia los demás. Facilita crear comunidad y genera sentimiento identitario en el colegio. Además, no tiene edad, mayores o pequeños siempre pueden tocar juntos. ¡todo el mundo es bienvenido!
Valores que rompen estereotipos
La posibilidad de elegir un repertorio tan variado nos ofrece la oportunidad de seleccionar, reinventar o componer canciones que transmitan valores educativos, rompiendo con los estereotipos de nuestra sociedad.
Acciones simultáneas
Simultanear acciones como cantar, tocar y bailar, hace crecer exhaustivamente nuestras habilidades cognitivas por lo que respecta al pensamiento múltiple y estimula el desarrollo cerebral global. Nos ayuda a mejorar nuestra coordinación y favorece las conexiones neuronales vinculadas sobre todo al área del lenguaje y del movimiento.
Memoria visual, gestual y auditiva
A través de la práctica con el ukelele podemos desarrollar nuestra memoria visual (posiciones de acordes, notas, desplazamientos en el diapasón…), gestual (indicaciones del director/a, coreografías, rasgueos…) Y auditiva (cambios armónicos, melodías, estructuras…).
Mejora del ritmo
La posibilidad de acompañar canciones con acordes ayuda a introducir diferentes patrones rítmicos para rasguear con la mano derecha. Empezar llevando la pulsación con el pulgar y añadir poco a poco otras combinaciones de blancas, negras, corcheas, silencios… Nos ofrece una buena oportunidad de introducir figuras rítmicas, compases y métricas, creando combinaciones y entendiendo vivencialmente su significado.
Historia de la música, estilos y géneros
El ukelele es un instrumento muy versátil que nos permite interpretar repertorio muy diverso en cuanto a estilos, géneros, procedencias y épocas se refiere, de manera que podemos gozar con las obras que han marcado la historia de la música de todos los tiempos. Conocer compositores/as, intérpretes, orquestas, grupos de rock / pop, músicas tradicionales de todo el mundo… Aporta un enriquecimiento personal que contribuye en la educación integral de los niños y niñas puesto que estimula la curiosidad para conocer otras lenguas y a investigar las historias escondidas tras cada canción. No obstante, para nosotros lo más importante es que ayuda a fomentar la obertura de pensamiento, el respeto entre culturas y el uso de la música como motor de transformación social.
Escucha activa
Cuando tocamos el ukelele nos hace falta escuchar lo que tocamos, analizarlo y hacer los arreglos necesarios a través de un mecanismo de ensayo-error. Este hábito de escucha de uno mismo contribuye a alcanzar la capacidad personal de analizar y reflexionar sobre lo que hacemos y el cómo lo hacemos. Escucharse a sí mismo, pero también escuchar a los demás, escuchar las indicaciones del director/a de la orquesta e incluso escuchar el silencio antes y después de tocar, ayuda a desarrollar nuestra concentración y atención, una habilidad que contribuye a despertar el oído, un sentido que cada vez está siendo substituido más por el visual, en una sociedad que camina hacia una sordera irreversible si no ponemos remedio.
Sensibilidad artística
Tocar el ukelele, por encima de la técnica requerida, es un arte que nos ayuda a canalizar sentimientos y emociones, que fomenta el desarrollo del criterio artístico, la expresión, la sensibilidad y la creatividad.
Responsabilidad
Tanto si es propio como compartido, tocar el ukelele implica unos hábitos de cuidado y responsabilidad hacia el instrumento, tanto cuando lo tocamos como cuando lo manipulamos o guardamos.
Ayuda mutua
El hecho de fomentar dinámicas de ensayo que conlleven la cooperación entre iguales, ayuda a tomar consciencia de nuestras capacidades y a empatizar con el resto. Cuando todos avanzamos, la orquesta suena mejor, y solo podemos conseguirlo ayudándonos mutuamente.
Aprendizaje-servicio
Si podemos compartir nuestros aprendizajes para hacer disfrutar a otras personas fuera del ámbito escolar, todo toma sentido y gana en significatividad. Regalar un concierto a los abuelos y abuelas de una residencia o a una escuela infantil del barrio pueden ser pequeñas acciones que contribuyan a la mejora de la calidad de vida de nuestra sociedad y fomenten la educación por la ciudadanía basada en la participación activa, responsable, cooperativa y solidaria.
Atención a la diversidad
Poder utilizar ukeleles adaptados con cuerdas de colores, por ejemplo, es un recurso que favorece a la diversidad y que puede facilitar el aprendizaje a niños y niñas con necesidades educativas específicas, teniendo en cuenta que los recursos adaptados, por extensión, siempre ayudan a todos. El ukelele puede ser, además, un soporte que actúa como instrumento terapéutico y que se utiliza como medio de expresión y de estimulación, ya que mejora la atención, la liberación de tensiones, la socialización y el goce en colectivos con diversidad funcional. También ayuda como regulador y catalizador para los niños y niñas en situación de vulnerabilidad, con dificultades de gestión emocional y/o de conducta.
Cuerpo y mente
El aprendizaje del ukelele fomenta el desarrollo físico y mental del alumnado, ya que implica una preparación antes (calentamiento, estiramientos) y después de tocar (relajación), coordinación óculo-manual y motricidad fina.
Pensamiento lógico y verbal
Tocar el ukelele ayuda también a desarrollar competencias del lenguaje matemático y el lingüístico, ya que favorece la agilidad mental y utiliza estructuras comunes que tienen que ver con el pensamiento lógico (armonía, ritmo, resolución de problemas…), y verbal (entonación, vocabulario, fraseo…). Cantar y tocar a la vez, además, ayuda a vivenciar intensamente el vínculo entre palabra y música.
Entrenamiento del oído
Los niños y niñas desarrollan la capacidad de discriminar sonidos, acordes, ritmos y métricas a través de juegos de escucha activa y de la propia práctica instrumental. Adivinar las notas y el ritmo de una melodía, escuchar interiormente cuándo hace falta cambiar de acorde, sentir cuál es el acorde «casa» (tónica) de una canción o percibir si es una métrica binaria o ternaria son algunos ejemplos de las habilidades de percepción que entrenamos cuando lo tocamos.
Lenguaje musical
Por ser un instrumento que permite puntear melodías, rasguear acordes y hacer sonidos percutivos, nos ayuda a vehicular el aprendizaje del lenguaje musical a través de la práctica instrumental. Hablar sin tabús de escalas (pentatónicas, diatónicas) y de acordes (mayores, menores y todas sus variantes), por ejemplo, se convierten en una normalidad en el aula y el alumnado integra estos aprendizajes teóricos con naturalidad y de manera vivencial. A través de las partituras, las tablaturas y los diagramas de acordes van experimentando y asimilando patrones rítmicos, melódicos y armónicos del repertorio, el cual debería ser lo más rico posible, combinando métricas, tonalidades y estilos variados.
Imaginación, improvisación y composición
El ukelele es un instrumento que, por su afinación, nos permite improvisar fácilmente desde un buen principio, hasta con cuerdas al aire, por lo tanto, no hace falta tener un gran dominio técnico para poder lanzarse a imaginar, improvisar y componer pequeñas melodías.
Sonar juntos
El ukelele es un instrumento que podemos tocar como solistas, en pequeñas agrupaciones (dúos, tríos, cuartetos…) O en grandes ensambles. El hecho de tocar en grupo añade la oportunidad de mejorar la capacidad de sincronización y de mantener la pulsación con mayor precisión. Sonar juntos es uno de los objetivos más importantes y más difíciles de la práctica orquestal, ya que nos hace salir del yo para pensar en nosotros. Es un entrenamiento que hace posible realizar conciertos u otras producciones escénicas donde la sincronización y la comunicación no verbal garantizan la calidad. A medida que aprendemos a escuchar y observar a los demás saliendo de la individualidad, nos damos cuenta de que lo importante es la globalidad, el goce se multiplica y el resultado musical mejora exponencialmente.
Autoconocimiento
Cuando tocamos el ukelele aprendemos a conocer nuestras capacidades y nuestros límites y cómo podemos ir superándolos con esfuerzo y perseverancia.
El valor de los pequeños progresos
Tocar el ukelele es relativamente fácil y rápido en un inicio. A medida que vamos sintiendo pequeños avances, devienen una fuente de satisfacción y hacen que ganemos en seguridad y autoestima. Si, además, álguien reconoce y valora estos progresos, el sentimiento de satisfacción es aún mayor. Por otro lado, será tarea del docente encontrar el equilibrio entre facilitar resultados inmediatos desde el inicio y a la vez estimular al alumnado para que sienta el deseo de mejorar con su esfuerzo, constancia y paciencia, unos valores que con el ritmo acelerado de nuestro mundo parece que hayan sido olvidados.
Socialización y comunidad
Cuando tocamos el ukelele nos sentimos bien y eso nos hace generar endorfinas, la hormona de la felicidad. Si además lo hacemos juntos, se convierte en un vehículo de interacción social, que fomenta unas relaciones basadas en la humildad y la empatía hacia los demás. Facilita crear comunidad y genera sentimiento identitario en el colegio. Además, no tiene edad, mayores o pequeños siempre pueden tocar juntos. ¡todo el mundo es bienvenido!
Valores que rompen estereotipos
La posibilidad de elegir un repertorio tan variado nos ofrece la oportunidad de seleccionar, reinventar o componer canciones que transmitan valores educativos, rompiendo con los estereotipos de nuestra sociedad.
Acciones simultáneas
Simultanear acciones como cantar, tocar y bailar, hace crecer exhaustivamente nuestras habilidades cognitivas por lo que respecta al pensamiento múltiple y estimula el desarrollo cerebral global. Nos ayuda a mejorar nuestra coordinación y favorece las conexiones neuronales vinculadas sobre todo al área del lenguaje y del movimiento.
Memoria visual, gestual y auditiva
A través de la práctica con el ukelele podemos desarrollar nuestra memoria visual (posiciones de acordes, notas, desplazamientos en el diapasón…), gestual (indicaciones del director/a, coreografías, rasgueos…) Y auditiva (cambios armónicos, melodías, estructuras…).
Mejora del ritmo
La posibilidad de acompañar canciones con acordes ayuda a introducir diferentes patrones rítmicos para rasguear con la mano derecha. Empezar llevando la pulsación con el pulgar y añadir poco a poco otras combinaciones de blancas, negras, corcheas, silencios… Nos ofrece una buena oportunidad de introducir figuras rítmicas, compases y métricas, creando combinaciones y entendiendo vivencialmente su significado.
Historia de la música, estilos y géneros
El ukelele es un instrumento muy versátil que nos permite interpretar repertorio muy diverso en cuanto a estilos, géneros, procedencias y épocas se refiere, de manera que podemos gozar con las obras que han marcado la historia de la música de todos los tiempos. Conocer compositores/as, intérpretes, orquestas, grupos de rock / pop, músicas tradicionales de todo el mundo… Aporta un enriquecimiento personal que contribuye en la educación integral de los niños y niñas puesto que estimula la curiosidad para conocer otras lenguas y a investigar las historias escondidas tras cada canción. No obstante, para nosotros lo más importante es que ayuda a fomentar la obertura de pensamiento, el respeto entre culturas y el uso de la música como motor de transformación social.
Escucha activa
Cuando tocamos el ukelele nos hace falta escuchar lo que tocamos, analizarlo y hacer los arreglos necesarios a través de un mecanismo de ensayo-error. Este hábito de escucha de uno mismo contribuye a alcanzar la capacidad personal de analizar y reflexionar sobre lo que hacemos y el cómo lo hacemos. Escucharse a sí mismo, pero también escuchar a los demás, escuchar las indicaciones del director/a de la orquesta e incluso escuchar el silencio antes y después de tocar, ayuda a desarrollar nuestra concentración y atención, una habilidad que contribuye a despertar el oído, un sentido que cada vez está siendo substituido más por el visual, en una sociedad que camina hacia una sordera irreversible si no ponemos remedio.
Responsabilidad
Tanto si es propio como compartido, tocar el ukelele implica unos hábitos de cuidado y responsabilidad hacia el instrumento, tanto cuando lo tocamos como cuando lo manipulamos o guardamos.
Ayuda mutua
El hecho de fomentar dinámicas de ensayo que conlleven la cooperación entre iguales, ayuda a tomar consciencia de nuestras capacidades y a empatizar con el resto. Cuando todos avanzamos, la orquesta suena mejor, y solo podemos conseguirlo ayudándonos mutuamente.
Aprendizaje-servicio
Si podemos compartir nuestros aprendizajes para hacer disfrutar a otras personas fuera del ámbito escolar, todo toma sentido y gana en significatividad. Regalar un concierto a los abuelos y abuelas de una residencia o a una escuela infantil del barrio pueden ser pequeñas acciones que contribuyan a la mejora de la calidad de vida de nuestra sociedad y fomenten la educación por la ciudadanía basada en la participación activa, responsable, cooperativa y solidaria.
Atención a la diversidad
Poder utilizar ukeleles adaptados con cuerdas de colores, por ejemplo, es un recurso que favorece a la diversidad y que puede facilitar el aprendizaje a niños y niñas con necesidades educativas específicas, teniendo en cuenta que los recursos adaptados, por extensión, siempre ayudan a todos. El ukelele puede ser, además, un soporte que actúa como instrumento terapéutico y que se utiliza como medio de expresión y de estimulación, ya que mejora la atención, la liberación de tensiones, la socialización y el goce en colectivos con diversidad funcional. También ayuda como regulador y catalizador para los niños y niñas en situación de vulnerabilidad, con dificultades de gestión emocional y/o de conducta.